jueves, 27 de diciembre de 2007

Me levanto temprano, moribundo
perezoso resucito, bienvenido al mundo
con noticias asesinas me tomo el desayuno.

Camino del trabajo en el metro
aburrido vigilo las caras de los viajeros
compañeros en la rutina y en los bostezos.

Y en el asiento de en frente,
un rostro de repente,
claro ilumina el vagón
en sus gestos traen recuerdos,
de otros paisajes otros tiempos
en los que una suerte mejor me conoció.

No me atrevo a decir nada,
no estoy seguro,
aunque esos ojos sin duda son los suyos,
mas cargados de nostalgia, quizás más oscuros

Pero creo que eres tu, y estas casi igual
tan hermosa como entonces, quizás mas
sigues pareciendo la chica mas triste de la ciudad.
Cuanto tiempo ha pasado desde los primeros errores?

Del interrogante en tu mirada?
La ciudad gritaba y maldecía nuestros nombres,
jóvenes promesas, no, no teníamos nada.

Dejando en los portales
los ecos de tus susurros,
buscando cualquier rincón sin luz,
agarrate de mi mano,
que tengo miedo del futuro,
y detrás de cada huida estabas tu, estabas tu.

En las noches vacías,
en que regreso,
solo y malherido, todavía me arrepiento
de haberte arrojado, tan lejos de mi cuerpo.

Y ahora que te encuentro,
veo que aun arde, la llama que encendiste,
nunca, nunca es tarde,
para nacer de nuevo, para amarte.

Debo decirte algo,
antes de que te bajes,
de este sucio vagón y quede muerto,
mirarte a los ojos y tras de recordarte,
que antes de rendirnos, fuimos eternos.

Me levanto decidido y me acerco a ti,
y algo en mi pecho se tensa, se rompe.

Como estas?
Cuanto tiempo te acuerdas de mi?
y una sonrisa tímida responde:

Perdone, pero creo que se ha equivocado,
disculpe señorita, me recuerda tanto
a una mujer que conocí hace ya algunos años.

Más viejo y más cansado vuelvo a mi asiento,
aburrido vigilo las caras de los viajeros,
compañeros en la rutina y en los bostezos

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Cruzando los prados, el bosque sereno, busco a mi princesa de la mirada intensa, ojos soñadores y manos perfectas. Cuanto a pasado desde nuestro ultimo encuentro, sus labios aun queman, sus manos colmaron de deseo y lujuria cada pequeño espacio de piel que ella recorrió tan perfectamente, el sonido de sus frases jadeantes son necesarias para el oído, constante motivación del día a día, que hacen que la busque, que hacen que la espere.

El día nublado, el viento que sopla, dos siluetas en la cama, entregándose por completo a las ideas mas locas que alguien imagino, ni el hambre o la sed detuvieron el combate, la constante necesidad de entregar de hacer sentir, de demostrar todo lo que salía del corazón a cada momento en que ella me regalaba una sonrisa, o solamente un beso dulce de sus labios carnosos y bellos, incluso la tierra celosa remeció el piso para ver si podía separar a los amantes de la entrega continua, pero ni los temblores o terremotos mas feroces podían hacer que me despegara de ti, mirar tus ojos perdidos, tus mejillas rosadas.

La sola idea de no poder encontrarla desespera mis sentidos, no poder comerla a besos, no poder recorrerla con mis manos temblorosas, no poder saborear su cuerpo, no sentir sus labios salados después de hacer el amor hace que el aire falte, hacen que la maquina de los latidos quiera cesar su constante labor. La busco en cada nube, en cada silueta, en cada castillo que se cruza en mi camino, pregunto a las hadas, a los elfos y enanos, consulto las runas y a los oráculos, todos me guían al mismo lugar, el reino de mis recuerdos al mundo de mis sensaciones, hasta el nuevo encuentro, hasta que nuevamente estemos juntos.

miércoles, 5 de diciembre de 2007


Amo tanto, tanto la vida, que de ti me enamoré,
y ahora espero impaciente ver contigo amanecer.
Si se acaba este milagro, si se consume mi voz,
si me das un último portazo, ¿en qué calle moriré yo?

Estás tan bonita esta noche, te sienta el pelo recogido tan bien.
Pídeme cualquier deseo, poco te puedo ofrecer.
Lloras, gritas, bajo la lluvia, como el ángel Lucifer.
Somos de nuevo herida abierta, mala tierra trágame.
Trágame.

Amo tanto, amo tanto la vida, que de ti me enamoré,
y de amarte tanto, tanto, puede que no te ame bien.
Si yo fuera tu asesino conmigo nunca tendría clemencia,
y me condenaría a muerte, que es condenarme a tu ausencia.

Que no haya mas despedidas, que no eres Ilsa Lazlo ni yo Rick Blaine,
ni soy tan idiota, no te dejaría ir con él.
El próximo avión que tomes conmigo lo tendrás que hacer,
y el camino de regreso yo te lo recordaré.

Yo te lo recordaré.


Amo tanto la vida, Ismael Serrano